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Sostenibilidad turística

Sostenibilidad turística: el camino para romper con el statu quo comienza hoy

Entre el 10 y el 19 de agosto pasados, se realizó la Semana Virtual de Colombia 2020, en la que participaron 42 empresas colombianas y 114 empresarios argentinos, chilenos, peruanos, bolivianos y paraguayos. Operadores, hoteleros y entidades de turismo hicieron parte del grupo de los empresarios que presentaron un portafolio amplio de las experiencias turísticas novedosas que ofrece el país, destacándose los productos de sol y playa, cultura, naturaleza, aventura y convenciones, entre otros.

Los destinos turísticos en Colombia se enfrentan a un desafío en común: la planificación y gestión de la actividad turística y que esta sea concordante con la vocación del territorio y el bienestar de sus habitantes, incorporando una visión holística para el desarrollo del sector.

En los últimos años, los procesos de participación comunitaria en la toma de decisiones respecto al futuro del territorio tienen como característica principal el reconocimiento de la afectación a la salud de las personas.

Esto ha permitido el levantamiento de demandas sociales en donde el foco tiene relación con poner el resguardo de la vida de las personas como prioridad por encima del desarrollo económico y dejar atrás las externalidades negativas que son consecuencia del crecimiento económico que beneficia solo a una reducida parte de la sociedad.

Es así como la actividad turística se identifica como una oportunidad para los territorios de forjar una nueva etapa y una visión que considere a las comunidades locales y a su patrimonio natural y cultural. Para lograr este objetivo es necesaria la organización y posterior gestión del destino turístico como tal. 

Sin embargo, la no existencia de planes reguladores y de gestión del turismo a escala comunal se presenta como una brecha y se hace necesario contar con indicadores para identificar oportunidades de mejora en materia de sostenibilidad.

Antes del inicio de la pandemia de COVID-19, el sector turístico había registrado un crecimiento continuo durante décadas, generando importantes beneficios en términos de desarrollo socioeconómico y empleo. Al mismo tiempo, este crecimiento representó importantes desafíos relacionados con el consumo de recursos naturales y los impactos sobre el cambio climático, así como con la capacidad de carga de los destinos, que podrían resurgir a medida que se reinicia el turismo y, por lo tanto, deberían estar en el centro de la discusión sobre la recuperación de la actividad turística.

La pandemia ha puesto una presión mayor a los gobiernos locales, por lo cual se hace aún más necesario avanzar en la gestión participativa de los destinos, con una estructura que sea fácil de implementar debido a las realidades locales y a las competencias existentes en el territorio, buscando una organización que tenga representación amplia y con diversidad de opiniones, siempre con la premisa de mejorar la calidad de vida de los habitantes.

Es entonces que la gestión de los territorios y su gobernanza asociada deben considerar, en primer término, la opinión de las comunidades locales como pilar fundamental para una toma de decisiones participativa, considerando los impactos que se producirán en su entorno y patrimonio.

De igual forma, las alianzas público-privadas deben generarse para acercar posiciones, identificando fenómenos potenciales de suscitarse como la gentrificación, así como también un crecimiento exagerado en la demanda, fenómeno acuñado en 2016 con el termino de sobreturismo.

La sostenibilidad siempre ha sido una directriz central para la cooperación entre diversos actores; la esencia es administrar los recursos de manera responsable a largo plazo. Como principio operativo, juega un papel especial en el turismo porque los recursos naturales y socioculturales son los más importantes activos para el desarrollo del sector.

Impulsada por los efectos evidentes del cambio climático y el cambio de valores en nuestra sociedad, la conciencia de los consumidores sobre la sostenibilidad también ha aumentado significativamente en los últimos años. La economía está respondiendo con procesos optimizados y productos sostenibles, y con el apoyo de sólidos argumentos de costos, las innovaciones técnicas apuntan cada vez más a conservar los recursos y proteger el medio ambiente.

Como resultado, la oferta y la demanda se refuerzan, creando una fuerte tendencia que afecta especialmente al turismo; en otras palabras, los destinos turísticos colombianos y la sostenibilidad deben relacionarse de forma decidida, considerándose como un principio rector para el desarrollo relacionado con el turismo.

Agrupaciones de empresarios turísticos y gremios deben sentar la línea base por la cual será medida la actividad, además de encontrarse en estrecha relación con la visión de futuro proyectada por los habitantes del destino, considerando la entrega de datos para así reunir y procesar información que considere métricas mínimas:

Es así como la gestión participativa de los destinos colombianos puede apoyar, en forma concreta, para diversificar y ordenar el panorama productivo, generando barómetros e información disponible en forma abierta y transparente, garantizando el acceso y consulta tanto de la comunidad local como de nuevos actores en el territorio y permitiendo la identificación de los beneficios y externalidades que genera la actividad turística.

En un contexto altamente volátil del turismo mundial, tomadores de decisiones, tanto en lo público como en lo privado de nivel local, deben considerar dos elementos previos a la etapa de promoción y difusión de un destino turístico; la huella de carbono que generarán los flujos turísticos, que por consiguiente significará un aporte a la crisis climática que vive el planeta, y el impacto sobre las comunidades locales que generarán estos flujos de visitantes. Tendencias como las redes sociales, la individualización y la ecologización de nuestra sociedad están cambiando permanentemente las estructuras del mercado y las necesidades de viaje. A nivel mundial, el turismo está dando forma a regiones enteras y cambiando sociedades a un ritmo acelerado, Colombia no es la excepción y esto plantea tanto oportunidades como riesgos.

El aumento del nivel del mar, el incremento de las temperaturas, las sequías, los incendios forestales y los fenómenos meteorológicos extremos ya están afectando a destinos turísticos en todo el mundo y es una realidad que Colombia debe considerar de inmediato.

Los impactos climáticos amenazan los recursos de los que depende el turismo, incluyendo los servicios ecosistémicos, por lo cual la falta de una gestión moderna de destinos turísticos aumenta la exposición a estos riesgos. El Informe de Riesgos Globales 2022 del Foro Económico Mundial clasificó la inacción climática como la amenaza número uno para el mundo y el riesgo más grave, en términos de impactos potenciales, durante la próxima década. 

El turismo puede ser una fuente de divisas, un motor de empleo y un catalizador para el desarrollo sostenible, pero también puede tener un impacto negativo. Para acceder a su potencial inherente, el turismo debe gestionarse con previsión y es por esa razón que contar con modelos de gestión de destinos juega un papel clave para una recuperación responsable.

Cada miembro de la cadena de valor del turismo está llamado a aportar desde sus talentos; sin embargo, la tentación de volver al mismo comportamiento prepandemia debe llamarnos a la reflexión; ¿sí habremos aprendido algo de la mayor crisis que nuestro sector ha enfrentado?, o ¿simplemente deseamos colocar más carbono a la locomotora turística? 

Serán años de desafíos con variables que necesitarán de innovación en la manera de entregar soluciones y respuestas a una comunidad que se encuentra cada vez más empoderada, porque la ventana de tiempo para repensar el turismo social, ambiental y rentable económicamente se está cerrando cada día más.

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Last modified: enero 24, 2023
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